Alan Estefan Torres

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Tu obra no le importa a nadie.

Expériences sur la lumière et l'oubli #001 (2013), primera fotografía de la serie que conformó mi primer exposición en solitario. Para saber más de la obra da clic aquí.

Aunque te consideres la nueva reencarnación de Jesús, Jehová, Isis o Brahma, déjame decirte que nadie - a excepción de tu jefecita- va a llegar a decirte que eres lo que había hecho falta en el mundo del arte y va a darte un millón de dólares para que vivas de la grandiosidad de la misma.

Una pregunta que le hago a mis alumnos es, ¿Por qué tendría que ver tu película y no una de Apichatpong Weerasethakul? ¿Por qué tendría que leer tu ensayo y no regresar a los clásicos como Montaigne?

La respuesta es obvia, porque me pagan para hacerlo, pero si ese no fuera el caso, ¿Por qué tendría que perder mi tiempo contigo?

Suena crudo y hay muchos que se desaniman, pero la respuesta debería ser bastante sencilla:

"Porque soy un chingón y tengo algo que contar"

Ese es el primer paso, el ego funciona en algunas situaciones y por naturaleza, el creativo / artista tiene que ser un ente ególatra.

Para que el mundo te empiece a hacer caso, hay que trabajar, subir, exponer, joder a todos y cada uno de tus amigos hasta que estén hartos de ver tus experimentos. El arte no puede existir sin un público y lo mejor que puedes hacer es exponerte al mismo, aunque lo que tengan que decir, no te guste.

Si eres como yo y piensas que si no cuentas historias te mueres, hazlo. Come, desayuna y cena con tu pasión, pero no pienses que por el simple hecho de pintar, componer, escribir o grabar algo, el mundo te debe algo.

Los que van a juzgarnos son las personas que se tomen el tiempo de ver nuestro trabajo, lo demás son chaquetas mentales.

De ti y de nadie más depende que tu obra empiece a interesarle a los demás.