Alan Estefan Torres

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No todo el mundo puede escribir un libro.

En 2018 salió un artículo en el periódico El País titulado: No, tu historia no da para un libro, en el que una agente literaria toca muchos puntos en los que trata de convencer al público que escribir un libro no es para cualquiera, es más, incita al público a no hacerlo.

En un principio creí que era una mujer amargada con su chamba, que estaba tratando de evitar tener más trabajo y filtrar a alguno que otro intenso que ha mandado 36 manuscritos de su fan fiction de Star Trek. Pensé que lo único que estaba haciendo era desalentar al próximo Rulfo o a la siguiente Olga Tokarczuk, hasta que llegué a una frase en el artículo que me caló hasta la médula: “Escribir es duro”.

Eso me hizo recordar mis tiempos de recién graduado trabajando en un periódico. En un principio me contrataron para un intento de Think Tank (que no funcionó), pero al poco tiempo me metieron a escribir para el área de negocios local, y he de decir que fue una de las tareas más pesadas y estresantes que me ha tocado realizar en mi vida. Dos o tres piezas al día que se traducían en tres cuartillas. No suena a mucho, pero hacerlo constantemente, durante meses, se convierte en un calvario.

Escribir es duro no por el hecho de que poner palabras en un papel sea complejo, no, es duro porque tienes que encontrar fuentes, estructurar pensamientos, dar formato, editar, editar, editar y volver a editar, enfrentarte con la hoja en blanco todos los días y dudar de ti a cada paso.

Poco a poco encontré un poco de norte en el proceso, pero pasaron meses hasta que me sentí completamente a gusto con alguna de las piezas que había escrito, y eso fue después de que me propusieran, junto con otro reportero, para fundar y editar la sección cultural del periódico.

Esta misma analogía planteada en el artículo escrito por Kate McKean, se puede aplicar en cualquier ámbito de la creación artística o del trabajo creativo. La hoja o lienzo en blanco es igual de frustrante e intimidante para un músico, un escritor de copys o un pintor. Por eso comprendí que no cualquiera tiene la capacidad de crear algo de valor.

Se necesita de disciplina, trabajo y esfuerzo. Un maestro me llegó a decir que las primeras 5 mil fotos que tomara iban a ser una porquería y ahora puedo decirle que no, fueron las primeras 10 mil.

El talento influye, pero eso no significa que sea una garantía de éxito. Hay que echarle huevos.