"De luz y olvido" Por Carolina Nieto Ruiz
Hace poco menos de un año conocí a un chico llamado Alan Estefan Torres, había estudiado ya una licenciatura en multimedia y estaba estudiando la segunda. Yo daba por primera vez la materia de estética en la licenciatura en arte digital y él estaba en el grupo.
Hacía notar el bagaje teórico que tenía y recurrentemente lo usaba para reprobar el elitismo de muchas nociones del mundo del arte (lo sigue haciendo).
Me pidió un par de asesorías para solicitar apoyos gubernamentales a la producción artística, quería (y también, aún lo sigue haciendo) trabajar un proyecto de arte conceptual de varias obras entornó a la seducción desde la perspectiva de Baudrillard.
En una charla me mostró algo de su trabajo anterior, tenia entre sus archivos una serie de imágenes, tituladas "Expériences sur la lumiére et l'oubli "eran fotografías de su autoría, las cuales había trabajado digitalmente interviniéndolas hasta diluir sus figuras.
De ellas brotaban la nostalgia y melancolía de los recuerdos que se tornan nebulosos y ambiguos. Le propuse reunir esas imágenes junto con otro par y un video para presentarlas como proyecto de exhibición, sería su primera exposición individual.
Así surgió De luz y olvido, una exposición que pretende generar una reflexión en torno a la vida y muerte de los recuerdos. Esta muestra estará abierta al público en el Museo de la Ciudad de Querétaro del 5 de julio al 11 de agosto del presente año.
En su conjunto, De luz y olvido tiene por objetivo recordar al espectador que los ojos reciben información lumínica del exterior, y con ella somos capaces de generar ideas más complejas respecto de las cosas que vemos. En sí las imágenes que conserva nuestra memoria son impresiones mentales de la luz que penetró por los glóbulos oculares, tal y como lo hace en una cámara de fotografía. Sin embargo, nuestra memoria no es tan nítida ni tan duradera como el registro fotográfico. El tiempo erosiona los recuerdos y diluye sus detalles hasta disolverlos en olvido.
En general, las fotografías contenidas en la muestra invitan al espectador a intentar encontrar el origen de la imagen, sin llegar a una conclusión certera. Las imágenes comparten la estética de la abstracción que las unifica, pero las diferencias en tonalidades cromáticas que llegan a presentar las hace separarse una de la otra, mientras se vinculan y dialogan, y confiesan en murmullos fragmentos de vida de un misma persona.